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martes, 18 de septiembre de 2012


Nuevas intenciones de dominación aparecen en Europa

Los vestigios de la colonia

Hace casi 200 años, nuestro país proclamó su independencia, dejando atrás los lazos que la ligaban a España. Sin embargo, en la actualidad, las medidas económicas impulsadas por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner son amenazadas por la Unión Europea, que parece reclamar algún tipo de sumisión por parte de nuestro país.

En medio de nuestros festejos por un nuevo aniversario de la Revolución de mayo de 1810, primer manifiesto de las intenciones independentistas de los criollos, tuvo lugar en Bruselas un anuncio algo particular, una denuncia de la Comisión Europea en contra de las medidas proteccionistas del actual gobierno argentino, las trabas a las importaciones y principalmente, la polémica estatización de YPF, que expropió de su dominio a la española Repsol.

Lo paradójico es que la denuncia europea es que apunta a buscar “la paja en el ojo ajeno”, manifestándose en contra de las medidas que perjudican a sus acciones comerciales, pero no tiene en cuenta las condiciones en que se ejercen sus políticas económicas, lo que generó la respuesta, horas más tarde, de la presidente Cristina Fernández. En el marco de la celebración del 25 de mayo, la mandataria defendió fuertemente la política implementada, argumentando que existe un “proteccionismo legal” para las restricciones impuestas por Europa, y uno “populista” cuando se trata de los países emergentes.

Lo absurdo de la queja expedida por el comisario europeo de comercio es que se manifiesta implícitamente en su discurso la intención de una subordinación argentina, tomando una posición amenazante frente a las decisiones económicas de nuestro país y dejando entrever sus intenciones de poder y dominación en materia de decisiones económicas. Las medidas criticadas son parte de un modelo que continúa con la fuerza de la independencia, que pretende no depender de financiamiento externo, y que nos impulsa hacia una noción más marcada de patria, y más libre de cadenas.

La invitación de Europa a eliminar las medidas que, según la UE, “violan las normas comerciales”, olvidan los altísimos aranceles para las importaciones que poseen sus propias economías. Y cuando algunos argentinos, hijos del neoliberalismo de los ’90, se expiden en contra del modelo Kirchnerista, dejan ver las secuelas de aquel modelo erróneo de país que compraron en ese entonces, engañados por la ilusión del “uno a uno”.

Es entonces cuando la libertad promulgada por aquellos revolucionarios de 1810 comienza a tambalear. Porque un gobierno fuerte puede hacer frente a los absurdos reclamos europeos, movidos por los intereses del primer mundo, pero cuando esos reclamos se repiten en las voces de los argentinos, se fortalece el discurso antipatriótico y se atenta contra las bases de un país que día a día y desde hace dos siglos, debe luchar por su independencia.

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