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martes, 18 de septiembre de 2012

Los hijos de la reforma



En la actualidad existen numerosos grupos políticos que, dentro de las universidades, encuentran un espacio de difusión de sus ideas y de apoyo popular por parte de los estudiantes. Se efectúan elecciones, se escuchan diferentes propuestas, y se actúa con libertad y en democracia. Pero hace 90 años, la realidad de los estudiantes era diferente, hasta que un acontecimiento, ignorado hoy por muchos estudiantes, modificó la realidad: La Reforma Universitaria de 1918.

Signada por la influencia de la Iglesia, la Universidad de Córdoba, la más antigua de las tres existentes hasta el momento en Argentina, de características medievales, vivió un verdadero cambio a partir de un movimiento de estudiantes que se oponían a una serie de medidas autoritarias que se pronunciaban desde las cúpulas, en favor de las clases dominantes.

En abril de 1918, la fundación de la Federación Universitaria Argentina marcó un antes y un después en la historia de la educación en nuestro país. Los paros y las huelgas con amplia adhesión dentro de la universidad fueron elementos clave de esta reforma, logrando la intervención del Estado Nacional en los estatutos vigentes en beneficio de los estudiantes.

Los logros de la Reforma fueron tales que hoy, a 90 años de tal acontecimiento, las universidades argentinas gozan de los privilegios obtenidos por aquel grupo de estudiantes cordobeses, quienes además fueron los impulsores de una serie de cambios que atravesaron las fronteras para trasladarse a toda Latinoamérica y se anticiparon 50 años al famoso Mayo Francés.

Posibilidad de elegir cátedras, concurso público docente, materias complementarias, programas de extensión universitaria, creación de nuevas carreras y centros, planes de becas, centros de estudiantes, participación e integración de los estudiantes, son situaciones que hoy parecen naturales, pero eran impensadas hace menos de un siglo, cuando Deodoro Roca escribió el Manifiesto Liminar con el que los derechos estudiantiles verían la luz. Hacerlos valer, conociendo y defendiendo sus orígenes, es el desafío que día a día deben afrontar las nuevas generaciones de estudiantes.

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