Tenemos algo que analizar.

martes, 18 de septiembre de 2012


Junio es cruel en este hemisferio: nos golpea su presencia de invierno sin tregua. Llega frío, corto, de días mutilados. Junio casi siempre es triste, y así se vive en el hogar de la familia Giubileo, donde ya suman 27 junios de ausencia, de vacío, de incertidumbre.

Cecilia Giubileo trabajaba como médica en la Colonia Neuropsiquiátrica Montes de Oca, establecimiento que la vio partir, luego de finalizar su turno de la noche del 16 de junio de 1985, por última vez y quién sabe hacia dónde.

Su desaparición fue motivo de gran congoja en la localidad de Open Door, donde se encuentra situada la clínica, y fueron múltiples las investigaciones que se sucedieron en torno a la causa, al parecer inútiles, ya que el caso continúa sin resolverse y actualmente archivado.

Una investigación tardía, un expediente jamás caratulado como delito sino como averiguación de paradero, una pista proporcionada por internos del lugar que nunca fue tenida en cuenta, dan la pauta de que la ausencia de Cecilia no fue planeada, al menos por ella.

“Se la tragó la tierra”

Las hipótesis que se manejaron en ese momento fueron variadas, pero en casi todos los casos se prevaleció la idea de una desaparición forzada, y las sospechas nunca profundizadas siguen hoy atormentando a los familiares de la médica.

Una de las presunciones más firmes fue la de su conocimiento acerca de manejos ilegales en torno al tráfico de órganos de los cuerpos de los internos, por lo que habría sido asesinada y arrojada en una ciénaga ubicada dentro de la pequeña ciudad que suponen las 234 hectáreas  del establecimiento, pero tampoco se ha investigado demasiado en torno a ello.

A pesar del reciente regreso de la democracia, los fantasmas de la dictadura continuaban rondando a nuestro país, y el caso de la doctora Giubileo no quedó exento de esa sospecha, ya que la familia de su ex marido, el chileno Pablo Chabrol, había sido perseguida y torturada durante el último golpe militar argentino.

A pesar de su relevancia pública, de sus extensas investigaciones y de la gravedad del caso, lo cierto es que a 27 años del hecho, nada se sabe acerca del paradero de Cecilia Giubileo, que salió aquella noche de Montes de Oca a enfrentar ese junio que se ha congelado en su ausencia, ese invierno que no para de llegar.

Sospecha
“Hay algo singular: una mujer profesional, con familia, no desaparece por su propia voluntad y deja atrás su trabajo, su vida y su futuro sin una explicación aparente”, concluyó el abogado de la familia Giubileo, Marcelo Parrilli.

La huella
El hecho de que los últimos pasos de Cecilia hayan sido en la Colonia marcó para siempre su historia, significando para su director, Jorge Rossetto “un grave daño para la institución”.




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